domingo, 16 de mayo de 2010

El Corazon del Reino (Capitulo 2)

Me decidí a subir el segundo capitulo de esta historia que escribi hace muuucho tiempo. Ya ni me acuerdo que edad tenía. Pero me ha traido muy bellos recuerdos volver a leerla.

El Corazón del Reino
Cpitulo 2: Música para sus oídos

Poema I
Memorias Arcaicas

Ayer soñé contigo.
¿Eras tu o un reflejo de mi pensamiento?
¿Serias capaz de morir sin decirme adiós?
¿Podrías irte antes del ocaso?
La luna ilumina tu rostro pálido.
¡Oh mi gran reina!
¡Cuanta belleza inalcanzable!
¡Cuanta luz derraman tus ojos!
Quisiera ser parte tuya y morir allí
Para nunca olvidar tu nombre:
Paz, olvido, dolor, armonía.
Tantas títulos para un ser indescriptible.
Para mi eres todo.
Cada partícula de mi pobre existencia.
Déjame entrar en tus ojos para morir,
Déjame vivir en una de tus lágrimas de esperanza.

Klehare tomo el arpa y estiró los dedos con su característica suavidad y toco los primeros acordes. La melodía fluyo como susurros a los oídos de los presentes. Una rapsodia que mágicamente fluía entre las notas para recrear un viaje astral hacia el plano de existencia de la armonía y la suavidad de la sinfonía.

Pero al parecer no todos los presentes eran amantes de la música de Klehare. En la sala donde la bella mujer mostraba sus talentos con el arpa se encontraba Lord Marganthird, el Maestro De Armas de la Casa Tercera de los Regentes del Concejo Real.

Era conocido por todos como un hombre despiadado, entrenaba a los soldados como fieros combatientes y nadie dudaba de sus habilidades en la espada. Pero su carácter era reprochable. Odiaba todo lo que tuviera que ver con las otras Casas Reales, quería ser el único Maestro de Armas de todo el Reino. Además de tener un aborrecimiento sobrenatural a la música. Si había algo que le desagradaba más que perder en batalla era la canción y melodías.

Klehare terminó su presentación y concluyó con el aplauso de los presentes. Cuando el estrado quedo vacío Marganthird respiró aliviado. Para olvidar el mal rato pasado tendría que matar a alguien y Klehare Grisä era su primera opción. Así aprendería a no molestarlo con su odiosa arpa.

El hombre caminó hacia donde se había marchado la Arpista. Llevó su mano hacia la empuñadura de la espada y se llenó de placer. La furia lo había dominado, nada lo detendría hasta que lograra realizar su cometido: matar a Klehare.

Debía ser un trabajo silencioso. Era fácil cortar el cuello de sus víctimas para que no pudiesen gritar. Todos estaban tan ocupados en sus estúpidas conversaciones sociales que nadie notaría nada, hasta que la sangre formara un charco alrededor del inerte cuerpo.

Sin embargo, una mano en el hombro lo detuvo en su delirio. Leonel, el Patrón de la Casa Tercera, y su padre.

— ¿hacia donde vas, Marganthird?

Un hilo de cordura se deslizó entre sus palabras. No podía dejar que intercedieran en su goce. Debía mentir.

—Voy a felicitar a la arpista, padre. Me ha encantado su interpretación.

Cuánto autodominio le costó hacer una sonrisa. Lo único que ahora deseaba era acabar con esa humana que tocaba el arpa, la música algún día dejaría de atormentarlo. Ahora debía concentrarse en no perder esa furia que lo llenaba, la que le permitiría matar a la detestable mujer.

—entonces ve, hijo, pero regresa luego. Recuerda que tenemos un asunto pendiente.

Claro que si volvería. La guerra contra la Casa Cuarta era inminente y él estaba ansioso por ser parte de esa poderosa batalla y matar a cuantos soldados pudiera. Al fin y al cabo para eso y había nacido, para lapidar y destruir a sus enemigos.

—en un minuto estoy aquí.

Un minuto. Era mucho más tiempo del que necesitaría. La arpista no tenia defensa alguna.

La encontró en la sala de descanso. Quiso acabar con todo de inmediato, pero una fuerza externa lo detuvo.

Estaba conversando con Eliazer el Maestro de Armas de la casa Segunda, un hombre viejo y acabado en apariencia, pero con una fuerza conocida por todos. No existía un guerrero con un mayor conocimiento y experiencia en la espada que él. Era respetado y temido por todos.

Incluso por Marganthird.

—Entonces esta todo preparado para esta misma noche—dijo el anciano—te necesitamos en tu esplendor.

—claro que si, Eliezer, ese Marganthird será el primero en caer en mis manos—respondió Klehare.

—No.

— ¿Qué?

—a Marganthird déjamelo a mí. Confórmate con la Matriarca Mozarga. Pero a Marganthird no lo tocaras, Klehare y es mi última palabra. Debemos aprovechar la muerte del Rey para arrebatarle la corona a su estúpido hermano. La Corona será nuestra.

—por supuesto, BangKouc.

—y prepárate. La batalla será tremenda. La destrucción de la Casa Tercera es inminente.

Marganthird se alarmó. La Dinastía Grisä atacaría a su casa. Y con el guerrero más poderoso de todo el Reino significaba la destrucción segura.

Tenia que actuar de inmediato.



2 comentarios:

  1. Santi, tienes un gran talento narrativo! No sé a qué edad habrás escrito esto, pero aunque lo hubieses hecho hace muy poco es de todas maneras un estilo de narración muy superior para alguien de tu edad, me da la impresión de estar leyendo a alguien mayor, con años de experiencia en el ejercicio de la escritura.
    Realmente te admiro, pues yo no tengo talento para la narrativa.
    Sigue así!!!

    ResponderEliminar
  2. Naty q me haces ponerme colorado. Gracias por todos esos elogios, aunque no se si tenga todas esas caracteristicas :P
    la verdade es que me gusta mucho la narrativa, el contar una historia con giros y esas cosas, trato de compensar eso con mi falta de refinamiento en el lenguaje.
    Esa historia la escribi hace bastantes años atras, pero nunca la terminé, igual que varias otras. Espero un día de estos comenzar algun proyecto mas maduro y poder terminarlo.
    Nuevamente gracias por tu elogios.
    Besos =)

    ResponderEliminar